Ha pasado un mes desde que algunos socios volvimos de Maldivas,
y cuando
lo comentamos entre nosotros, nos parece mentira.
Todavía no llegamos a
creernos que hemos podido disfrutar
de una semana en el paraíso.
Hemos buceado de noche entre más de 30 tiburones punta blanca, hemos
gozado del placer de ver una manta raya de más de 1400 Kg sobrevolando sobre
nosotros con elegante parsimonia, hemos nadado tras un enorme tiburón ballena,
hemos jugado con un tiburón leopardo a casi 40 mts de profundidad y nos hemos
recreado con infinidad de peces de colores.
Gracias a Yates Maldivas,
una semana en el barco Princesa Ranni,
ha sido
siete días de placer,
recorriendo 4 atolones:
Male Norte, Rasdhoo, Ari, y Male
Sur.
Han sabido dar el equilibrio perfecto
entre apasionantes inmersiones,
divertidas actividades y excursiones
a lenguas de arena de ensueño,
cena en una
isla desierta
a la luz de las antorchas,
disfrutar de la playa con una copa
en
un fantástico resort, o maravillosas puestas de sol en playas de postal.
La atención con la que nos han atendido desde la recepción en el
aeropuerto de Male,
hasta la triste despedida frente a los mostradores de
facturación,
ha sido sobre tremendamente cálida, cargada de profesionalidad,
dentro y fuera del agua.
Todo el personal con Walter a la cabeza,
se ha
desvivido por hacernos pasar una semana inolvidable.
Hemos buceado en Bandos,
un arrecife o un acuario,
es difícil de
discernir;
Rasdhoo Madivaru y Fun reef,
representan a la perfección los fondos
marinos y la gran mayoría de vida
de arrecife presente en Maldivas.
Fish reef en Ari atoll, nos sorprendió
con innumerables bancos de
fusileros
azules, allí llamados “mushimasmigili”,
y Rehí Thila es un espectacular
pináculo
donde disfrutamos de la explosión
de vida que allí reside.
Rangali Madivaru es una de esas inmersiones con las que siempre hemos
soñado, una enorme mantaraya, se recrea sobre nuestras cabezas largo tiempo
haciendo que disfrutemos del momento y que siempre podamos
recordar este momento, a pesar de ser inolvidable.
Después comienza la persecución del
tiburón ballena hasta que provistos
de
nuestro snorkel, podemos disfrutar
de su poderosa presencia.
Machchafushi wreck,
es un pequeño pecio hundido
frente al resort del mismo
nombre,
pero el adivinar entre sus restos
a un temible pez piedra,
hace la
inmersión especial.
Kudhara thila, y la laguna que encierra esta cima, representa un nuevo
acuario de vida marina índica. Dewana Kandu, es un canal con blénidos y manta
rayas en la zona arenosa y un pacífico Tiburón leopardo, en un alero del
arrecife a 39,7 mts, otro momento inolvidable .
Inmersión nocturna entre más de 30 tiburones, con rayas negras y atunes azules como artistas
invitados. Ver venir gran tiburón a la altura de tus ojos, mirándonos fijamente
ambos, yo le enfoco con la linterna de mi cámara, el otea el frente; se acerca, y cuando está a casi un palmo de mi
cabeza, se eleva para sortearme pasando justo por encima mio, a menos de un
palmo.
Solo escucho a mi corazón latir. Sin palabras, sin adjetivos.
Ranikan corner y Cocoa Kandu
en Male
Sur, nos hacen gozar
de otras dos inmersiones
de placer.
Acabamos con una nocturna en Kudagiri y un poco de snorkeling en
Sexifinolhu.
La semana ya termina y una excursión por Male,
para disfrutar de sus
mercados tradicionales
y las últimas compras de regalos,
las últimas fotos y el
recuerdo de sus playas,
de las inmersiones y de las salidas a las playas,
el
recuerdo de su agua azul y verde,
de su arena blanca y de la piel cálida bajo
su sol,
recuerdos de las copas en la proa del barco y
de las divertidas comidas
en la popa,
recuerdos del ajetreo de vestirse en dhoni y
de la inestabilidad
del dhingi, recuerdos de Nachu,
Dominique y Alexia, recuerdos de los corales
recogidos en la playa.
Recuerdos hasta cuando volvamos,
porque …..volveremos.