El Naranjito, con una larga y
tortuosa historia a su espalda, desde su botadura en 1918 con el nombre de Nadir,
hasta su naufragio el 14 de abril e 1943 con el nombre de Isla de la Gomera, cargado de
naranjas que transportaba en su habitual recorrido de Cartagena a
Barcelona.
Pues cargados con scooters para
poder movernos sin esfuerzo, algunos con bibotellas a la espalda para poder
disfrutar largo tiempo de la inmersión, botella de etapa con Nitrox 50 al lomo,
para la descompresión y muchas muchas ganas nos embarcamos en la zodiac de
Rivemar, camino de esta fantástica inmersión.
La mar, alterada en superficie
jugó una mala pasada a uno de los compañeros, que no pudo soportar el trámite y
dio alimento a los peces para unos cuantos días.
Una vez en el cabo de fondeo, y
bien pertrechados nos tiramos al agua y rápidamente descendemos a 5 mts, donde
está el punto de reunión, para evitar las sacudidas del mar.
Uno de los compañeros, pierde su
carrete y tenemos que pescarlo poco a poco, mientras los demás inician
lentamente el descenso.
La proa del Naranjito surge ante
nuestros ojos a la cota de 28 mts, una vez reunido el grupo y chequeado nos
separamos por parejas para explorar el barco. El objetivo es ir avanzando hasta
su popa a 45 mts y luego regresar al cabo de proa, con un tiempo de fondo
máximo de 20 minutos.
Iniciamos por costado de babor y
nos introducimos en la bodega de proa, el pecio es campo libre para la vida,
sirve de refugio a
cantidad de mújoles, mojarras, bancos de doradas y salpas.
Sus paredes están recubiertas en
totalidad, de vida y sirve de alimento a infinidad de peces.
Sobrevolando el puente, vemos un
enorme banco de doradas y algún dentón, quietos, estáticos, frente a la
corriente, dentro de la estructura del mismo. No nos podemos resistir a
atravesarlo, rompiendo su desfile submarino.
Penetramos en la bodega de popa, donde observamos la gran grieta que el traicionero arrecife causó en este barco, llevándoselo al fondo del mar. Recorremos parte de su estructura interior pero siempre con el mar como techo.
Cambiamos de costado y
descendemos hasta el ancla para alcanzar la máxima cota de la inmersión.
Rodeamos toda su popa disfrutando de la vida incrustada y de los bancos de
peces que pululan a su alrededor.
Iniciamos muy lentamente el
ascenso a la popa de nuevo por estribor, y nos separamos ligeramente del mismo,
para poder disfrutar de la visión en conjunto del pecio. Agradable recuerdo
visual que siempre practico en todos los pecios. Tan bonito es el bosque en
conjunto como los árboles, y a veces, la visión de lo cercano hace que se nos
olvide la visión del conjunto. Os recomiendo que siempre que podáis hagáis ese
ejercicio, su foto mental os acompañará mucho tiempo, os lo aseguro.
Con el tiempo de fondo alcanzado
iniciamos la subida hasta la primera parada definida en el plan, a 21 mts,
donde cambiamos el aire por el Nitrox 50 de nuestra botella de etapa.
Poco a poco y respetando los
tiempos de nuestros ordenadores, vamos ganando cotas tras las sucesivas
paradas. Hasta que gozosos por el placer
alcanzamos la superficie.
La segunda inmersión del día
elimina todo el carácter técnico y es solo para DISFRUTAR.
Cargados con los torpedos,
disfrutamos de juegos en la cala cercana al faro. Cota máxima de 12 metros
y mucha diversión. Jugamos con los scootters recorriendo sin esfuerzo las
distintas formaciones rocosas distribuidas por la cala, con grandes bancos de
arena y posidonia, entre ellas, lo que proporciona una medio idóneo para mucha
vida pequeña: pejeverdes, salmonetes, salpas, gobios de arena.
Los vehículos de propulsión
submarina, VPS, que es su nombre completo, cuestan un poco de manejar al
principio, pero en seguida se les coge el tranquillo y nos dedicamos a
disfrutar con ellos.
Una muy divertida comida japo y
una buena selección de gin.tonics fueron el broche de oro a la mañana.
El domingo reincidimos en nuestro
intento de abordar el Naranjito, pero la fuerte corriente hace que desistamos,
no sea que tengamos que buscar a algún compañero, al final de La Manga.
Cambio de planes y Rivemar enfila
su fantástico catamarán hacia la reserva, (que placer bucear en estas
condiciones, enhorabuena al centro por sus instalaciones y medios, por una vez,
los buzos no nos sentimos unos sacrificados por
este deporte)
Saltamos al agua, otra vez
cargados de botellas con aire y Nitrox, de esta forma disfrutamos del bajo a
una muy buena profundidad y durante largo tiempo.
La reserva es un acuario, repleto
de grandes meros, del tamaño de napoleones. La vida es intensa en especies y en
número…………, esta vez sin scoters, prohibidos en esta zona, luchamos un poco con
la corriente, avanzando por el cortado del bajo, a unos 28 metros de cota
media. Disfrutamos del paisaje y de los que nos regala se vida, morenas negras,
morenas rayadas, nos van marcando el camino de avance, hasta que el inexorable
límite lo marcan nuestros manómetros.
Iniciamos regreso y poco a poco
ascendemos a 19, donde cambiamos de regulador y nuestro biberón de Nitrox, hace
que empecemos a soltar nitrógeno de nuestro cuerpo.
Avanzando y recuperando metros
hacia superficie, muy muy lentamente llegamos hasta el muerto que marca el
fondeo de nuestro barco. Un pequeño rato roqueando a 12 mts y sujetos al cabo o
peleando contra la corriente a pesar de nuestro fino estilo de buceo,
vamos ascendiendo respetando nuestros
tiempos.
Una vez arriba, la plataforma
trasera del catamarán nos saca equipados del agua, en estilosa postura
vertical, y con la ayuda de los compañeros retiramos todos nuestros aparatajes.
Ha sido un auténtico espectáculo
de inmersión.
Desgraciadamente este que os
escribe tiene que regresar a Madrid por motivos laborales, perdiéndose la
segunda inmersión en los Bajos de Fuera, que se presentaba como fantástica.
Y hasta aquí llega el relato de
esta salida de la Asociación, en colaboración con Paramax al Cabo de Palos, y para los que no hayáis podido
disfrutar de este lujo, os invito a compartir salida y placer en las próximas.
Abrazossssss
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